
No quiero saber de amores ni noches apasionadas,
no me importan las almohadas con mil aromas de flores,
yo solo quiero colores de sinceras fantasías,
sin tantas alegorías, ni pasiones encontradas.
Quiero contigo encontrarme, en un camino cualquiera,
llamarte así, compañera, para poder entregarme,
que puedas oírme y hablarme, sin temores ni prejuicios,
sin pensar en los perjuicios, que una traición inflingiera.
No sé si existes siquiera, mas me imagino a tu vera,
descalzos por la rivera, charlando de lo que fuera,
tomando lo que nos diera la impronta de la existencia,
ignorando la insolencia de los que miran de afuera.
Quiero tener una amiga, que me escuche y que me cuente,
que me diga lo que siente y escuche lo que yo diga,
ese ser que no se obliga, que se brinde con el alma,
para que alcance la calma y anide siempre en mi mente.
Yo sueño que existes, mujer, yo sé que voy a encontrarte,
que estás en alguna parte, esperándome para ver,
de la mano un amanecer, sin ninguna desconfianza,
sensación que solo alcanza, quien se entrega a la otra parte.
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