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sábado, 26 de marzo de 2011

Una alfombra


Hoy me levanté temprano, ni bien el alba rayaba y con los hilos dorados del primer rayo de sol, comencé a tejer una alfombra para salir a volar, ni bien aparezca la luna le pediré una estrella y quizás le robe hebras de su cuerpo de algodón.
Ni bien esté terminada la bañaré con rocío, y tal vez la decore con la espuma de la mar.
Luego me subiré y volaré entre las nubes, hasta encontrar el lugar donde nace el arco iris, me ha contado un viejo monje que los colores que lleva, son los tonos de las almas de poetas que se han muerto.
Intentaré averiguar si allí es que nacen las musas y dónde fueron a parar los unicornios perdidos, intentaré impregnarme con la esencia de los duendes para poder escribir un verdadero poema.
Si lo logro dejaré que el viento rece mis letras y podré morir en paz, sabiendo que es ese el motivo, por el que aún no me he ido, que me mantengo con vida.

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