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lunes, 8 de noviembre de 2010

Celosas las olas


Y bajamos a la arena,
yo admiraba la colmena,
de tu boquita de nena
y aquella ardiente alacena.

Con pasión nos abrazamos
y con ardor nos besamos,
más tarde nos desnudamos
y junto al mar nos amamos.

Celosas las olas del mar,
crecían en su embestida
y nuestra piel desvestida
muy comprometida al amar.

En esa playa escondida,
zarpazos de mar rugiendo,
mientras nosotros cogiendo,
lo mas dulce de ésta vida.

Yo supongo que alrededor,
entre la espuma en del agua,
como en una inmensa fragua,
nos envolvía aquel vapor.

El vapor de dos amantes,
encendidos como fuego,
entregados a ese juego,
que dura pocos instantes.

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