Mil traviesas mariposas,
besos, deseos y encanto,
sintieron amarse tanto,
que compartieron mil cosas.
La pasión y la ansiedad
les devolvía el ensueño
cada caricia era un sueño
convertido en realidad
Anidaron y juraron
amarse toda una vida,
afrontando la embestida
de los años que pasaron.
Noches de intensa pasión,
días plenos de rutinas,
las flores en las cortinas
y siempre aquella canción.
No se cual fue la razón,
pero la abulia hizo daño,
porque los besos de antaño
ya no tenían sazón.
Las sábanas congeladas
apagaron esos sueños,
modificando diseños
creados en sus veladas.
Como las olas que llegan,
a la playa y se retiran,
los días se sucedían
sin la ilusión que vivieran.
El adiós fue lo pactado,
para no hacerse más daño,
se vieron pasado un año
felices del resultado.
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