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viernes, 18 de marzo de 2011

Duelo...


La tierra se estremeció sembrando pánico y dolor, destruyó pueblos enteros, edificios vidas humanas, los sueños, las ilusiones, los logros de tanta gente, que sin poder hacer nada veían su destrucción.

Quienes perdieron la vida, quizás ni se dieron cuenta, pues detrás de aquel terremoto el océano trepó y con sus alas abiertas barrió con lo que quedaba, haciendo alarde del ímpetu y el poder de su embestida.

Como si fueran hojas secas el agua arrastró viviendas, automóviles y barcos destruyendo todo a su paso, segando vidas, sembrando llanto, desolación y quebranto, las aguas se retiraron llevándose todo a su paso.

El hombre que cree en Dios, se pregunta, Porqué? Otros piensan que son cosas del destino, cosas que estaban escritas, otros dirán que la tierra se ha enojado con los hombres, porque el hombre ha maltratado, ese entorno en el que vive.

Yo pienso, aunque me duela, pues soy parte de los hombres, que soy parte de esa tierra que viviendo la matamos, olvidando que esta viva y muriendo nos cobija y en un respiro de vida, destruye sin llegar nunca, al extremo de alcanzar, el daño que le hemos hecho, en pocos años de historia.

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