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lunes, 3 de enero de 2011
Cuando duele la poesía
Hoy tiré a los cuatro vientos, el maletín de mis sueños
y como hoguera sin leños, quedaron mis sentimientos,
recostados en lamentos, de mi alma ensombrecida,
soportando la embestida, de mis días sin ensueños.
Es que al hacer poesía, el corazón se enternece,
la misma musa que mece, creando una fantasía,
alimenta la falsía de las reglas de esta vida
y su influjo causa herida, cuando la ilusión perece.
Quizás esto es solo un juego, para ganarse una palma,
mas yo le entregado el alma, hasta he escrito con el fuego,
con el fuego desde luego, que brota de mis entrañas,
desenredando marañas, en mi mente loca y calma.
Hoy decido no entregarle mi corazón a las musas,
tal vez, son tan solo excusas, para poder regalarle,
un tiempo para curarle, las heridas de los años,
y protegerlo de extraños y de pasiones difusas.
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