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jueves, 9 de diciembre de 2010

Una queja


En un tiempo fui una persona normal, común a toda la gente, disfrutaba de las fiestas, de las chicas, del bullicio, abrazado a mi guitarra conquistaba corazones, eran años juveniles cuando todo era jolgorio, y bailando conseguía que las chicas me aceptaran, cantaba bien, lo reconozco, aunque parezca vanidad, escribía las canciones al ritmo que estaba en boga, aceptando los cumplidos de la gente de mi edad.
Un embarazo falso le impuso un cambio a mi vida, quizás pensé que sería un buen cambio en mi existir, el caso es que me casé y todo cambió de pronto, el trabajo y mi familia, cambiaron mis horizontes adaptándome a mi necesidad.
Luego llegaron tres hijos más, cada cual con su exigencia, yo vivía del trabajo y solo por trabajar, hacia ya muchos años que no sabía de fiestas, de jornadas con amigos, ni chicas que enamorar, era una persona normal, del trabajo a mi casa y de mi casa al trabajo, mis vacaciones destinadas a trabajar en mi casa, la que hice con mis manos sin ayuda, sin dinero, con aquello que podíamos entre los dos ahorrar.
Creo que el amor que viví, no lo viví en realidad, creo que fui viviendo sin saber que la quería, daba por descontado que éramos dos para dar, por mis hijos yo entregaba todo aquello que tenía y hubiese dado mi vida por salvarla de la muerte.
Ellos, mis hijos, ya estaban crecidos, mis hijas ya estaban casadas, el mayor de los menores ya se había enamorado, era ya un ser independiente con su vida ya resuelta, porque siguió tras las huellas que yo una vez le tracé, debía estar orgulloso de su temple y su tesón, pero a veces me amargaba la frialdad de su corazón.
La cosa es que ella murió, se me fue sin despedirse y yo que quedé mas perdido que un cristal en el hielo, me di cuenta que estaba solo, en medio de tantas cosas y que mi vida no tenía ningún motivo de ser.
Me preguntaba en las noches ¿Y ahora que voy a hacer? Y el silencio respondía con más silencio que nunca, caminaba por el prado y los pájaros reían, caminaba entre la gente y su rostro indiferente, nada había cambiado, solo mi alma lloraba.
En las playas los zarpazos de las olas en la orilla, abandonaban su espuma como jaurías rabiosas, tanto el sol como la luna aparecían sonrientes, cada noche, cada mañana como si nada hubiera cambiado.
Un día mi soledad se encontró con la tuya, tu soledad fue producto de un desengaño amoroso, mas sentí que el padecer de tu vida me entendía y abrí mi concha de ensueños, de fracasos y ternuras.
Pensé que tu me entendías porque el látigo de vivir, nos había hecho sufrir tanto a ti, como a mi, pensé, bajo mi ansiedad que podías comprenderme, mas el tiempo demostró que éramos muy diferentes, porque jamás entendiste lo que había dentro de mi, la desazón de observar que ese camino que andaba, ese que yo pisaba con firmeza hacia el futuro, se había desmoronado justo delante de mi, que ese dolor que cargaba, teñido de soledad, se debía a que mi vida estaba hecha pedazos, y no tenía un destino hacia donde caminar.
Yo lloraba porque el tiempo se me había consumido, porque éste se había burlado de mi constancia y mi fe, tú llorabas por un hombre que jamás te tomó en serio, tú llorabas porque habían jugado con tu piel y tu orgullo de mujer se había hecho pedazos
Podría haberme enamorado de tu constantes caricias, podría haberme enamorado de tu escondida posesión, porque constantemente intentaste, solicitando caricias, que me sintiera amado, como lo estaba añorando.
Resulta que me engañé, porque detrás de tu entrega, siempre estuviste a la espera de mi “Pruebita de amor”, yo que siempre he sido libre, debía de demostrar, con creces fidelidad, fidelidad que a tus ojos, jamás te pude entregar, fidelidad que cada paso debía yo de probar.
El tema es que a mis lamentos, sumé tu cruel envestida, por cada caricia mía debí obsequiarte un porqué, intentando volar lejos, escribí un montón de fantasías y entre poesía y poesía mil quejas te dediqué, mas te hiciste una barrera para mis quejas dolidas y le buscaste un destino para un poema de amor.
Se consumieron mis días intentándote explicar, que la poesía es poesía, una forma de volar, que me permite soñar con alguien que pude ser, y soñar con el amor, que se ha negado a mi puerta.
Mientras yo me desahogaba tú hiciste un mapa de mí, aprendiste a darme flores cuando las necesitabas, pero aprendiste que Aquiles tenía su punto débil, como Sansón y Dalila y me entregué a tu merced.
Hoy no me alegra tanto escribir una canción, escribir sobre el amor, o fantasear con la vida, siento que es imposible dejar mi ventana abierta, me siento desprotegido si no endurezco mi piel, si no cobijo mis sueños, aunque sean de papel….

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