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lunes, 23 de agosto de 2010

A la deriva



Igual que un barco sin timón
en los mares de esta vida,
con la esperanza vencida
derivo sin una razón.

Con mi cabello nevado
por tantos inviernos fríos,
he navegado los ríos
perdidos de mi pasado.

Llevo callos en mis manos
de cargar tantas maletas,
hacia tantas, tantas metas,
esfuerzos que fueron vanos.

Hoy ya no me trazo metas,
dejo que el viento me lleve,
algún recuerdo que llueve,
moja a veces mi chaqueta.

Mas yo sigo indiferente,
mis lágrimas se secaron,
mi sonrisa la borraron
las batallas de mi mente.

Quizás un día me atrapen
los ejércitos de olvidos,
sentimientos divididos
que yo he dejado que escapen.

Entonces no se que haría
porque sentir ya no quiero,
prefiero morir primero
que sufrir mas, todavía.


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