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sábado, 31 de julio de 2010

Ellos dos




Un café y un cigarrillo,
una charla intrascendente,
estando los dos de frente
cada uno vio ese brillo.

Las aún esquivas miradas
se encontraron un instante,
y esa cosquilla incesante
fue prometiendo alboradas.

Usaron ambos su arte,
jugaban a conquistarse,
total, ¿Para qué apurarse?
cada cual hizo su parte.

De las manos se tomaron
y los dos se sonreían,
hablaban y se encendían
y de ese bar se marcharon.

De allí fueron sonriendo
hasta el hotel más cercano,
se tomaban de la mano
y se abrazaban riendo.

Unas hojas con la brisa
por la calle jugueteaban,
allá adentro ellos se amaban,
con gran pasión y sin prisa.

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