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martes, 5 de octubre de 2010

Dos almas perdidas


Huellas como antorchas encendidas,
lágrimas cual piedras del camino,
rastros de un eterno andar cansino,
que entre el polvo quedaron escondidas.

Dos almas perdidas en la vía,
quizás no podían encontrarse,
tal vez se cansaron de esperarse,
una era tu alma y otra la mía.

Allá, por el otoño de la vida,
los dos nos detuvimos a beber,
allí nos encontró el amanecer,
hallando la flama aun no extinguida.

Bebimos hasta hartarnos de esperanza,
tejimos como dos adolescentes,
ilusiones, que teníamos en mente,
jurando del ayer tomar venganza.

Aquí nos encontramos al presente,
aquí, nacerán nuestros mañanas,
ahora, sin promesas y con ganas,
daremos rienda suelta a nuestra mente.

Sobre el lienzo de tu piel yo pintaré,
la más bella sinfonía de colores,
robaré del arco iris sus fulgores
y con mi alma mi nombre estamparé.

Escribiré con mis labios poesías
en cada rinconcito de tus dunas,
beberé licor de miel y de aceitunas
provocando las más dulces fantasías.

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